Publicado: 12/01/2007
Tierramérica

ENFERMEDAD EN UN VASO (12/01)(Tierramérica)

Para sobrevivir, los seres humanos necesitamos tomar un promedio de 2,5 litros de agua al día. La mayor parte de nuestro cuerpo es agua. Por eso necesitamos este elemento tanto como requerimos del aire o del sol.

Calidad del Agua

Por María Luisa de Esparza

El agua que bebemos recorre un largo camino hasta llegar a nosotros. En esa travesía, sufre cambios en sus componentes físicos, químicos y biológicos, producidos por sales, compuestos orgánicos, nutrientes, diversos tóxicos y otros elementos que la hacen no apta para su consumo directo como bebida.

Aunque el hombre del campo es el más afectado por la falta de agua tratada, la calidad del recurso en las ciudades se deteriora cada vez más. Tanto que es sorprendente la variedad de elementos tóxicos disueltos que puede llegar a contener un vaso de agua...

Múltiples tóxicos

Muchos de los elementos presentes en el agua que bebemos provienen de vertimientos de aguas residuales domésticas, materia orgánica disuelta, nutrientes que pueden generar alta producción de algas y precursores de compuestos organoclorados.

De acuerdo con el Programa de Monitoreo Mundial de la Calidad del Agua, los cursos de agua en América Latina reciben una alta descarga de bacterias y materia orgánica. Se estima que, en promedio, los niveles de bacterias de origen fecal son del orden de mil por cada cien mililitros. También es evidente la presencia de virus y un gran número de protozoarios y huevos de helmintos (parásitos).

Asimismo, el agua se contamina por emisiones industriales, incluyendo las mineras que contienen trazas de elementos metálicos y tóxicos orgánicos.

La agricultura también contribuye al deterioro de la calidad del agua por la aplicación de fertilizantes y plaguicidas.

Algunos elementos tóxicos se generan durante el tratamiento del agua, a raíz de la aplicación de productos químicos: hierro, compuestos organoclorados, etcétera.

Otros compuestos pueden introducirse en la red de distribución por el tipo de materiales usados en su construcción (plomo, hierro), o por problemas de deterioro y contaminación.

Más pobres, peor agua

La calidad del agua en la región está seriamente amenazada, pues mientras se incrementan los compuestos indeseables en el recurso, no se desarrollan sistemas de tratamiento adecuados para removerlos.

En América Latina, el agua de las fuentes superficiales (ríos, lagos, vertientes) se acondiciona para bebida con métodos de clarificación y desinfección.

Es decir, se remueven del agua las partículas suspendidas (arcillas, limo, parásitos) y se eliminan los microorganismos patógenos (bacterias y virus) causantes de enfermedades.

Sin embargo, no se reduce en forma significativa material disuelto. Una gran cantidad de plantas de tratamiento en la región son inseguras y poco confiables, debido a la ineficiencia de su diseño, operación y mantenimiento.

Esto se agrava en las zonas rurales. Los pobladores del campo están más expuestos a microorganismos transportados por el agua que los habitantes urbanos o periurbanos, debido a que consumen el recurso sin tratamiento previo.

Otro grupo de riesgo está constituido por pobladores de áreas marginales urbanas que consumen aguas distribuidas por camiones cisternas y almacenadas en condiciones inapropiadas.

En las ciudades, se debería recibir "agua limpia", pero dada la situación económica y el nivel de desarrollo tecnológico, es poco frecuente contar con sistemas de tratamiento avanzado para la remoción de tóxicos a niveles aceptables.

Por ello, el mejor tratamiento -con respecto a los tóxicos- es el no tratamiento, lo que demanda dedicar mucho esfuerzo y lograr concertación de intereses para evitar la contaminación del agua.

Si una fuente de agua se conserva sin materia orgánica disuelta y sin tóxicos (o a niveles que no representen riesgo para la salud), el agua sólo va a requerir tratamiento convencional. Y si los sistemas de abastecimiento están bien construidos y mantenidos, deberíamos tener un agua segura y saludable.

* Asesora en control de calidad y desarrollo de laboratorios del Centro Panamericano de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente, CEPIS.

educacion concienciacion